Fue una noche cualquiera, yo vagaba por el bar.
Ahora ponía copas, siempre conmigo, una foto y un papel, más
respectiva mahou.
Aquello era bastante solitario.
Al llevar 4 versos algo había pasado allí, miré
hacia la puerta.
Y entonces sonaba Sabina. "¿Pero cómo es posible?",
algo me estaba estremeciendo.
Yo ya no podía escribir más, allí tenia tu foto,
no quise que la vieras.
No me reconocías. Yo había cambiado mucho. Por
suerte.
Me seguías pareciendo la chica, más hermosa de la
ciudad, quizá más.
Entonces la lucidez llegó a mi mente.
De otros paisajes otros tiempos. Cruzamos
miradas, y...lo hice.
Me miraste así tan duro.
"Perdona" "¿Me ha llamado?" "Sí,
¿Qué va tomar?" “Un Gintonic, por
favor"
Yo ya lo sabía, ambos lo bebíamos cuando paseábamos
por Londres.
Cuando ocupamos la Sorbona en aquel Mayo
Francés. Tan jóvenes.
Al fin me convenzo, y decidido me acerco a ti
"¿Cómo estás? Cuanto tiempo, ¿Te acuerdas de
mí?"
Una sonrisa tímida, nos invadió a ambos.
Salimos del bar borrachos, agarrados de la mano
"Déjate de historias, causas, azares y
luchas.
Sólo si me das un beso, podremos
continuarlas" "Por fin te encontré, Penélope"
La pasión algo
etílica, nos inundaba.
Nos cogimos el coche, dirección Madrid. "Me muero por volver".
Ocupamos la puerta del sol, junto con otros muchachos. Ahí había ilusión.
"Pe, ¿Por qué lloras?" "Será que soy feliz"
Comentarios
Publicar un comentario